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Alan Turing fue un matemático e informático teórico que gracias a sus investigaciones y conocimientos sobre lo que podríamos llamar el germen de la informática moderna, trabajó durante la Segunda Guerra Mundial en descifrar los códigos nazis siendo clave en la anticipación de su final.
En el campo de la inteligencia artificial, desarrolló la prueba de Turing o test de Turing. El experimento, creado en 1950, pretende medir la capacidad de una máquina para comportarse como un ser humano en una conversación, pero no otorgándole a la máquina la capacidad de pensar, sino la capacidad de imitar a un ser humano y que, de esta forma, parezca inteligente. Esta prueba, se considera una de las proposiciones más importantes en la filosofía de la Inteligencia Artificial y, según investigadores de este campo, sienta las bases de la Inteligencia Artificial.
Para desarrollar esta prueba, Turing describe el "juego de la imitación". En el "juego original", todos los participantes son humanos y para jugar al test de Turing, uno de ellos es sustituido por una máquina.
En el juego de imitación con humanos hay tres participantes. Un hombre (A), una mujer (B) y un interrogador (C), en habitaciones diferentes. Los sujetos A y B tratan, mediante una conversación por medio de un teclado, de confundir al tercer participante para que piense que el hombre es la mujer y viceversa.
En la versión con máquinas, el test de Turing, uno de los dos participantes es una máquina y el objetivo de la prueba es ver si el interrogador confunde a la máquina con un ser humano en una conversación de 5 minutos.
La máquina tendrá que copiar la manera de hablar de un ser humano, pero no sólo es cuestión de imitar caracteres o sintaxis, sino también de entender y trasladar, por ejemplo, un chiste o un error en alguna de las respuestas. Si la máquina no da respuestas de manera natural a como lo haría un ser humano, el interrogador la descubrirá fácilmente, pero de lo contrario, podríamos afirmar que la máquina ha alcanzado un nivel mayor y que, por lo tanto, es inteligente.
Desde que Turing desarrolló el test, muchas han sido las ocasiones en las que se ha intentado superarlo, sin embargo, no fue hasta 2014 cuando un programa de ordenador llamado Eugene Goostman consiguió convencer al 33% de los jueces. Pero no estuvo exento de críticas ya que el chatbot Eugene "se hacía pasar" por un niño ucraniano de 13 años y que incluía "trampas" como que al ser un un niño carecía de grandes conocimientos y tampoco dominaba el inglés al ser ucraniano.
Sin embargo, con los grandes avances conseguidos en este campo, el test ha quedado obsoleto. Un ejemplo de esto es como muestra
un estudio realizado por McAfee en 2023, en el que un 67% de los adultos que participaron en el estudio no pudo distinguir entre una carta de amor escrita por una IA a otra escrita por un ser humano. De forma que, hoy en día, no se trata tanto de distinguir una máquina de un ser humano para saber qué tan inteligente es la máquina sino, para saber cuándo hay una máquina.
Así, una de las aplicaciones actuales del test es identificar si el usuario es un bot o un ser humano para el control de spam (por ejemplo, mediante el conocido
CAPTCHA)
y en la lucha contra los ciberataques masivos de
botnet.
Quizás los actuales avances en la programación nos proporcionen ya máquinas que pueden imitar el comportamiento humano de una mejor manera que lo hacían en época de nuestro protagonista, Alan Turing, pero seguimos estando ante una mera imitación o ¿estamos cerca de crear máquinas que tengan conciencia?.