En la prehistoria porque necesitábamos calentarnos, cocinar los alimentos y para defendernos de los animales, es decir, para sobrevivir.
A medida que el ser humano va evolucionando y la necesidad de sobrevivir queda cubierta, el siguiente escalón ya no es tan esencial y se van descubriendo o inventando nuevas formas de producir energía para "facilitarnos" la vida.
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Fuente: BBC |
En política energética sí se ha avanzado, en el sentido en que la mayor parte de los gobernantes y de la sociedad ya reconocemos el problema del calentamiento global, y por ende, el del cambio climático y que ambos son consecuencia de la acción humana, investigando cada vez más en esta dirección.
Pero lentamente... La primera vez que se anunció que los combustibles fósiles podían ser los culpables del calentamiento global fue en 1896 por el científico sueco Svante Arrhenius, y no fue hasta 1988 (casi 100 años después) cuando se reconoció formalmente la teoría del efecto invernadero y se estableció el Panel Intergubernamental sobre el cambio climático (IPCC, una organización de las Naciones Unidas que elabora informes sobre el cambio climático).
En 1992, se celebró la primera Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático por la que se firmó el Protocolo de Kioto, primer acuerdo para establecer de forma internacional un compromiso en la reducción de las emisiones de seis gases de efecto invernadero y más recientemente, en 2015, entró el Acuerdo de París.
Con él, se incluye un paquete normativo conocido como "Energía limpia para todos los europeos" que define la hoja de ruta para materializar este compromiso y reducir hasta 2030 un 40% de las emisiones de GEI respecto a 1990 con la necesidad de sustituir de manera progresiva las centrales que generan electricidad a partir de combustibles fósiles por centrales de fuentes renovables (sobre todo eólica y solar).
Es decir, 128 años después de que Arrhenius advirtiera de esto es cuando "parece" que estamos haciendo algo al respecto. Más adelante explicaré por qué digo "parece".
El último informe del IPCC (2021) ha planteado 5 escenarios para el año 2100 basados en modelos predictivos (modelos climáticos) en los que presentan distintas situaciones sociopolíticas que se podrían producir teniendo en cuenta multitud de variables, no sólo climáticas sino también económicas, sociales y políticas.
El escenario 1 muestra un cambio mundial hacia la sostenibilidad. El escenario 2 sería un nivel intermedio en el que hay avances, pero de forma muy gradual coincidiendo con la tendencia habitual del comportamiento humano, ya comentado anteriormente, y por el que yo personalmente me decanto. El escenario número 3 plantea una importante revolución en los idealismos políticos que desemboca en una pérdida de interés por las preocupaciones medioambientales. El número 4 vaticina continuar con las inversiones en combustibles fósiles enfocando únicamente las políticas medioambientales a un ámbito más local y el número 5 modela un desarrollo basado totalmente en combustibles fósiles a favor del desarrollo económico y social del momento.
Cuando reflexiono sobre el tema no puedo dejar de pensar en la responsabilidad de esto. ¿Quién es el responsable?. Y mi primera respuesta es que la responsabilidad principal recae en los políticos y en aquellos con gran poder.
Sé que en cada uno también hay responsabilidad, lo sé, pero en mi opinión los líderes políticos son los que tienen la mayor responsabilidad. Por ejemplo, Trump no firmó el protocolo de Kioto y posteriormente Biden sí se ha unido al Acuerdo de París. Ellos son elegidos por el pueblo y, por lo tanto, en mi opinión, tienen la responsabilidad.
Y es que a nivel particular, reciclamos, nos compramos coches eléctricos, vamos en transporte público, etc., pero luego volteamos a ver cómo un empresario ha viajado en su jet privado o cómo las medidas o los compromisos que "parecen" (he aquí la aclaración) tomar los líderes de los países suenan más a greenwashing. Como, por ejemplo, el hecho de celebrar la última Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático (COP28) ni más ni menos que en Dubái, capital del petróleo, que además, tuvo como presidente a Sultan al Jaber, director de la petrolera Adnoc, asuntos que ya fueron advertidos por grupos activistas al considerarse que se estaba incurriendo en un claro conflicto de intereses.
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COP28 celebrada en Dubái el 30 de noviembre de 2023 |
Por todo esto pienso que la situación energética cambiará solo cuando sea verdaderamente indispensable para aquellos que estén en la Tierra en ese momento, mientras tanto, los que estamos ahora aquí seguiremos dando pasitos muy pequeños.